Aunque los suministros de comida de Sinuesse se están agotando y el capitán pirata de Cilican, Heracleo, no puede prometer lo suficiente (excepto vino) incluso a precios elevados, Espartaco ordena admitir nuevos esclavos, después de buscar romanos encubiertos, un grupo de los cuales no logra forzar la puerta. El joven Cayo Julio César se las arregla para hacerse pasar por un esclavo pastor fugitivo y gana la confianza del intrigante deshonesto Nemetes. así, descubre y alimenta la disensión en el campamento de Espartaco, pero sólo causa la matanza de la mayoría de los romanos y duda en la mente de Crixus de que Spartacus deba ser obedecido. En el …