María de Todos los Ángeles sueña con encontrar al amor de su vida. Desilusionada del amor, invoca a todos los ángeles de la corte celestial para encontrar al ser amado; estos se le revelan en sueños dándole señales para encontrarlo, pero siempre interpreta las señales de manera equivocada, hasta que un día conoce a su vecino Albertano Santacruz, chico romántico que pretende ser cantante de la onda grupera. A este romance, se interpondrá la sobreprotectora Doña Lucha, quien ha sacado adelante sola a sus hijos, y ahora no permitirá que su amado y consentido hijo se enrede con cualquier «lagartona». En esta folklórica familia vive también Rosa Aurora, la hija que trabaja como edecán y es la proveedora de la casa y El Chino, que es el hijo menor, un adolescente dominado y ninguneado por su madre, quien en realidad es el más consciente y estudioso y que batallará para que sus hermanos y su madre lo dejen hacer su tarea. En el departamento de enfrente, vive Maria de todos los Ángeles con su abuelo Don Carmelo, tacaño viejito de provincia que administra su negocio, un local de productos chinos donde emplea a la Betzabé, fiel y «recatada» amiga de la protagonista y a Delfino, muchacho de izquierda que tiene que vivir dentro del sistema capitalista, y es quien renta su equipo de sonido para que María de Todos los Ángeles anuncie las ofertas.