Kenshin y Saito planean una estrategia para poder entrar al Rengoku usando a Sanosuke como señuelo y distraer a los servidores de Shishio el mayor tiempo posible. Los dos llegan al barco y Sanosuke corre peligro de ser eliminado por unos cañones que lo atacan, pero gracias al Futae No Kiwami que aprendió del monje Anji, los disparos son fácilmente rechazados, impresionando a Hoji. Como último recurso, Sanosuke utiliza unos explosivos aparentemente simples, pero el impacto resultó ser mayor de lo que todos esperaban y el interior del Rengoku estalla. Shishio se da cuenta del error que cometió al subestimar a sus oponentes, y dan al Rengoku por destruido, luego promete a Kenshin verse en el templo de monte Hiei para la batalla final. Kioto está a salvo del peligro. Kenshin y Sanosuke regresan al Aoiya y nuevamente ve a Kaoru.