En una excursión al Gran Cañón, Daffy es atrapado tirando basura y es enviado a la corte por negarse a pagar la multa. Intenta echarle la culpa a Porky y luego a Bugs. Mientras está en el estrado de los testigos, Bugs se molesta con Daffy y los dos comienzan a discutir, lo que incita al juez a tirar a ambos de la cárcel por desacato a cargos judiciales. Una vez dentro, Bugs pasa a su nuevo entorno, lo que contrasta con Daffy, que está en un estado constante de miedo. Mientras trabajaba en la pandilla, Daffy instigó involuntariamente un motín que lo ayuda a él y a Bugs a escapar. Cuando los dos se preparan para ir por caminos separados, descubren que todavía están atados por un brazalete en el tobillo, lo que obliga a los insectos a permanecer en el cordero. Pronto alteran su apariencia y toman trabajos como camareros en un restaurante de carretera. Finalmente, Daffy finalmente se cubre y los dos son devueltos a la cárcel, para deleite de Bugs. Después de un año, finalmente son liberados, para gran decepción de Bugs, que ruega quedarse. Mientras se dirigían a casa, Daffy arroja otra lata frente a un policía que se prepara para detenerlos.